sábado, 12 de septiembre de 2009

Muy idiotas pero... muy útiles. Adopta tu chavista


En el Argot político, el término “idiota útil” fué acuñado por el mismo Lenin (para más cinismo...) y se utilizó extensivamente durante la Guerra Fría para designar a todos aquellos que de forma voluntaria cooperaban internacionalmente con la utopía del comunismo para convertirlo en el más genuino experimento social de la historia. Desafortunadamente, también sirvió de excusa a muchas dictaduras para deshacerse de los ciudadanos molestos que pensaban o actuaban en la “dirección equivocada”.

Desde la época socrática nuestra civilización ha llevado a cabo sistemáticamente la práctica de excluir o suprimir a aquellos sospechosos de inspirar ideas divergentes con lo políticamente correcto. En la actualidad, como si llevados por una especie de maleficio colectivo, hemos desembocado en un paisaje abrumador y descalabrado, con la salvedad de que los idiotas útiles actuales se encuentran favoreciendo al bando opuesto, el de los que se inventan falacias sobre armas de destrucción masiva ajenas mientras amparan las propias, fomentan las guerras preventivas y el choque de civilizaciones en base a dividendos espurios, o boicotean todo intento de conseguir mediante el diálogo la paz entre los pueblos.

Es entristecedor ver como la naciones que se construyen como baluarte de la libertad han traicionado los principios básicos de la democracia, inoculando como modelo de convivencia planetario dosis masivas de manipulación, desinformación, corrupción, despotismo, inseguridad, destrucción, y va camino de atrincherarse en un desquiciado bucle de irracionalidad y paranoia. No solo no ha aprendido de los errores del pasado, sino que como en las fases agudas de demencia, la administración Venezolana insiste una y otra vez en aplicar la misma solución equivocada sobre su pueblo, esperando reacciones agresivas por parte del "Imperio". Los sistemas políticos occidentales revelan estar cautivos de grupos de presión que utilizan los recursos del neoliberalismo para encubrir toda clase de desafueros que abarcan desde el menosprecio por los derechos humanos hasta la apología de los delitos ecológicos.

Vivimos en un momento de obscura transición, en la fase dolorosa de la recuperación de una fractura total de los valores, ya que sin poder deshacernos de los despojos del pasado no hemos conseguido crear todavía mecanismos para alcanzar una sociedad reciclada, libre de los convencionalismos del significado, que se preocupa por solventar las omisiones, lo suprimido, lo enajenado. El ciudadano está desprotegido no ya de los delitos menores sino del crimen organizado instalado en el centro de inescrupulosos Estados que alientan la generación de nuevos idiotas útiles, con lo que se ha alcanzado un alto grado de cainización de la vida pública cotidiana. Cualquiera está expuesto en cualquier lugar a ser espiado, amenazado, torturado, secuestrado. Se ha quebrantado la piedra fundacional del progreso: el respeto por la vida. Aquellos que debían dar ejemplo de ello son los que una y otra vez infringen las leyes básicas del humanismo; EEUU con su ilícita e insensata cruzada contra el Islam, Rusia con sus salvajes métodos para reducir los focos nacionalistas internos, Israel con su táctica de tierra quemada. Todos aducen que su intención es combatir el terrorismo cuando lo que en realidad consiguen es diseminar sus principios entre los desamparados de la tierra que esperan una oportunidad para hacer sentir su ahogada voz, así como incentivar la proliferación de organizaciones parainstitucionales, que surgen en contrarréplica a la apatía de quienes deberían velar por las igualdades nacionales e internacionales.

El nuevo idiota útil cree que todo aquel que defiende su casa, su familia, sus tierras, su lengua, su economía, su religión, en una palabra, los principios de su idiosincrasia y cultura, es un terrorista, pero no aplica el mismo rasero con los que desde la privilegiada y pertrechada fortaleza del poder fáctico, en vez de administrar, atentan brutal e impunemente contra la propiedad personal. El idiota útil considera que la escalada deshumanizadora y el descontrol iniciado por ciertos burócratas fanáticos, erigidos por divinas providencias en promotores de la limpieza de las calderas de Pedro Botero, es un fin necesario, pero luego esconde la cabeza como el avestruz para no tener que ver y responder del resultado devastador de sus maquinaciones desestabilizadoras, culpando al oponente del estado de las cosas.

El idiota útil esgrime de modo maniqueo las nociones del bien y el mal para justificar a ultranza posicionamientos neocoloniales o extremistas y defender los intereses soterrados de unas minorías que harán todo lo posible por no ceder un ápice del poder que conquistaron de forma incierta. El idiota útil cree ciegamente en la perversión semántica promulgada por los artificieros del lenguaje demagógico, sumidos en la perpetua intoxicación mediática que falsifica la realidad mediante historias de odio y rencor con las que fomentar la desmemoria colectiva. El idiota útil simula ser un político, intelectual o periodista demócrata, pero en realidad trabaja al servicio de turbios grupos de presión y agencias de inteligencia, cuyo único objetivo es hacer cumplir, cueste lo que cueste y caiga quien caiga, los dictámenes de sus omnipotentes amos. El idiota útil se manifiesta por las calles de las grandes urbes no para apoyar lo que el pueblo votó pacífica y legítimamente en las urnas sino para pervertir la voluntad popular e instigar micro-golpes de estado.

El idiota útil no es capaz de ver la diferencia entre lo ecuménico con lo hegemónico y su contumaz idiocia es equivalente a su intolerancia fundamentalista. El idiota útil Venezolano se niega obstinadamente a aceptar a otra dirigencia nacional que no sea Hugo Chávez, por que este está conectado sentimentalmente con ellos. El discurso del presidente está lleno de odio, de resentimiento, envidia, y cuando usa la envidia, la cual es un sentimiento muy poderoso, millones se identifican con él. Es fácil votar por chávez cuando su discurso es "Tu eres pobre por culpa de los ricos. Vota por mi, y yo me aseguraré de castigarlos como es debido" o "Tu eres pobre por culpa del Imperio. Vota por mí y juntos lucharemos contra éste!!!". El discurso de Austeridad de chávez también pega en los corazones de sus seguidores de forma incondicional e infalible, por que ellos ven que la Austeridad es "necesaria" para que el presidente pueda resolver "sus" problemas. Afortunadamente unos despiertan el sentido común e inmediatamente se dan cuenta de la estafa.

En donde radica la Utiliad del chavista? Son buenos, muy buenos para votar. Son útiles para los gobiernos autoritarios. Son muy útiles para que estos se establezcan en los países de manera "democrática", para darles apariencia de legitimidad.

Así de fácil.

"Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción"
Simón Bolívar

"Los dos elementos mas abundantes del universo son el Hidrógeno y los Idiotas útiles"
Anónimo

"Lenin los llamó 'idiotas útiles', aquella gente que vivía bajo democracias liberales quienes, al brindar apoyo material y moral a una ideología totalitaria [como la comunista], en efecto estaban entretejiendo la soga con la serían ahorcados El porqué gente que disfrutaba libertad y [una relativa] prosperidad trabajada apasionadamente para destruir a ambas es una pregunta fascinante, que aún está con nosotros hoy en día [es decir, que aún no ha sido respondida del todo]. Ahora los idiotas útiles pueden encontrarse en el coro del apaciguamiento, reflexivo antiamericanismo [oposición política a los EE.UU.], e idealismo sentimental que trata de inhibir las respuestas necesarias hacia otra ideología que odia la libertad, el Islam radical."
Bruce Thornton, Profesor de Classics en la facultad regional de Fresno de la Universidad de California.

Escrito e Ilustrado por: Justin T. Bailey

http://www.elbrollo.com/art-culos-de-opini-n/361303-muy-idiotas-pero-muy-tiles.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Adoptarlo" es la mejor manera de acabar con un chavista ya que podras enseñarlo a leer, escribir y pensar. Para comenzar, comprale un curso de ACUDE.