El presidente Hugo Chávez anunció en julio la compra del Banco de Venezuela, propiedad del Grupo Santander. Sin embargo, no pudo realizar la adquisición por no disponer de fondos para cerrar la operación.
Pese a que el banco español quiere abandonar este país por el exceso de controles y creciente incertidumbre política y económica, tendrá que seguir gestionando su filial porque al Gobierno se le agota la chequera por el desplome del precio del petróleo.
Quien llegue a Venezuela en estos días podría creer que se vive en medio de una gran prosperidad. El derroche de dinero público que hace el presidente Chávez para ganar las elecciones regionales del domingo es la mayor que se ha visto en el país.
De momento, aquí nadie habla de crisis ni se percibe política de austeridad. Gente afín al Gobierno va por barrios populosos, como el de Petare, ofreciendo electrodomésticos que días después reparte la militarizada Guardia Nacional.
Se trata de comprar voluntades, cueste lo que cueste. Venezuela aún goza de recursos gracias a las ventas de crudo a futuro realizadas hace meses, cuando los precios eran más altos. Sin embargo, la cotización actual del petróleo venezolano apenas supera los 40 dólares, menos de la tercera parte del valor que alcanzó en julio.
En unas semanas, los ingresos se reducirán drásticamente, de manera que habrá que cortar con dádivas, subsidios y programas sociales, lo que generará creciente descontento.
El impulso del gasto público provocó un aumento de demanda de bienes y servicios, factor de la expansión económica por el alto precio del petróleo (en 2008 Venezuela aún tendrá un crecimiento del 5%). Sin embargo, los economistas pronosticas que la situación cambiará radicalmente en 2009 por la baja del crudo.
Domingo Maza Zavala, ex director del Banco Central de Venezuela, declara a “La Vanguardia” que la creciente demanda de bienes y servicios ha sido impulsada por el gasto público de origen petrolero. Al caer la producción por el acoso a las empresas y no poder atender el Gobierno la oferta, hubo que recurrir a la importación en magnitudes sin precedentes. La escasez provoca que Venezuela tenga la mayor inflación de América Latina (superior al 30 %).
Maza Zavala indica que Venezuela gasta 40.000 millones de dólares en importaciones, que equivalen a los ingresos petroleros del país. De mantenerse el precio actual, en 2009 Venezuela no dispondría de fondos para ganar los intereses de la deuda externa pública de 60.000 millones de dólares. Las reservas operativas cifradas en unos 30.000 millones de dólares apenas servirían para unos meses de importaciones.
Chávez se llena la boca diciendo que tiene miles de millones de dólares en reservas para enfrentar la crisis. Los analistas dicen que la realidad es muy diferente. La publicación VenEconomía señala que si tiene tantas reservas ¿por qué en 2008 se endeudó con casi 8.000 millones de euros más? También destaca que la falta de liquidez impidió al Gobierno negociar y pagar más de 8.000 de euros que debe a varias multinacionales por las adquisiciones forzadas que ha realizado en los últimos meses.
Además de no haber cerrado el trato con el Grupo Santander, al que debería haberle pagado unos 1.000 millones de euros por el Banco de Venezuela, el Gobierno ya debe 1.000 millones de dólares al grupo cementero mexicano Cemex por la ocupación de sus plantas. Tampoco ha pagado los 1.3000 millones de euros al grupo argentino Ternium por la incautación de la Siderurgia del Orinoco. Ni ha cancelado a ExxonMobil y a Conoco Phillips más de 5.000 millones de euros por las expropiaciones de campos petroleros. Una de las críticas más duras que se hace a Chávez es se endeuda para adquirir armas a Rusia.
Pese al desplome del crudo, nadie piensa que se recorte la ayuda a Cuba, que incluye el envío de 100.000 barriles diarios de crudo. La analista Marta Colomina comenta a “La Vanguardia” que “el sostén económico del régimen castrista tiene para Chávez mayor prioridad que cualquier proyecto social venezolano”.
En los 10 años del gobierno de Chávez la exportación de hidrocarburos proporcionó a Venezuela unos 250.000 millones de euros. Todo este dineral se destinó a políticas populistas, sin crear infraestructuras ni fomentar la producción, y a ayudar a Gobiernos ideológicamente cercanos. Al derrumbarse el precio del crudo, los ingresos apenas cubrirán las importaciones, cada vez más necesarios por la caída de la producción.
Joaquim Ibarz
lavanguardia.es
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