Los venezolanos comenzaron el 2009 preguntándose la razón por la que el teniente coronel Hugo Chávez ha dejado de sonreír y se muestra irascible, no sólo con sus opositores, sino con sus propios allegados, quienes ya no lo admiran, sino que le temen.
El 3 de diciembre del 2007 pidió que se modificara la carta magna para eternizarse en el poder y los venezolanos le dijeron no en un histórico referendo. El 23 de noviembre pasado, aunque ganó 17 gobernaciones en las elecciones regionales, perdió en los estados más poblados y de mayor incidencia en la vida financiera, industrial, cultural y política del país.
Si la derrota del 2007 le pareció ''una victoria de m...'' de la oposición, su pírrico triunfo de noviembre terminó de sacarlo de sus casillas porque no fueron sus lacayos los candidatos, sino él y sólo él quien encabezó concentraciones, regaló neveras, televisores y dinero contante y sonante y pese a todo ello sufrió el revés en Táchira, Carabobo, Miranda, Nueva Esparta y Zulia, además en las alcaldías de las ciudades más importantes del país, Caracas y Maracaibo.
La Venezuela productiva, la que paga impuestos, se le fue de las manos. Chávez se quedó con la provincia que vive de la limosna petrolera... justo ahora cuando el chavismo se queda colgado de la brocha porque se diluye la bonanza petrolera que permitió una década de despilfarro jamás visto en la compra de conciencias.
Venezuela nunca olvidará el pasado diciembre cuando el mal humor del petrodictador se desparramó a diestra y siniestra con una hemorragia de cadenas de radio y TV (hasta siete en la penúltima semana) para ordenar un nuevo referendo que le permita modificar la Constitución, permitiéndole reelegirse... dentro de cuatro años, cuando Barack Obama estará acabando su primer periodo. Ese es el tamaño de su ambición.
Es de imaginarse el humor del ama de casa que vio interrumpida su telenovela, el amante del béisbol que se quedó sin saber cómo le fue a su equipo, mientras el aspirante a presidente eterno ordenaba cómo debía su sumisa Asamblea Nacional aprobar la convocatoria a un nuevo referendo, pese a que la Constitución establece que un asunto ya votado no podrá someterse a voto otra vez en un mismo periodo.
El apuro del hombre es enorme porque sabe que el barril de petróleo que le vende al odiado ''imperio'' costaba hace seis meses 147 dólares y ahora su precio bajó en un 73 por ciento. En poco tiempo no habrá reales para comprar votos. La época de las vacas flacas está al doblar la esquina.
Por eso es que quiere que el referendo sea ya. Cuando le dijeron que los carnavales se cruzan con sus deseos, con ira contenida ordenó a sus corifeos que averigüen quién es el que caprichosamente ordena el almanaque. Parece chiste, pero Chávez hace un año nombró una comisión ministerial para que determine si el Libertador Simón Bolívar, como él asegura, fue asesinado en Santa Marta hace casi 200 años.
¿Qué pasará si Chávez vuelve a perder en el referendo? Prometió que hará sus maletas el 2013. Pero tantas veces ha incumplido sus promesas que hay quienes temen que su última carta será articular un ''fujimorazo''. Tampoco faltan aquellos que creen que, aunque gane, el malestar social que se avecina será tan grave que el petrodictador renunciará con más pena que gloria.
HERNAN MALDONADO
http://www.elnuevoherald.com/392/story/353698.html
jueves, 8 de enero de 2009
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