Varios hombres armados guardan celosamente la entrada a La Piedrita. Ningún desconocido entra en esta barriada caraqueña sin la aprobación de este grupo que sigue al pie de la letra las ideas del presidente Hugo Chávez y jura defenderlo hasta la muerte.
Respetado en estas calles de piedra y tierra y criticado fuera de sus fronteras por sus acciones violentas, el colectivo La Piedrita también se prepara para las elecciones regionales del domingo en Venezuela.
“La derecha va a desconocer el triunfo de algunos compañeros, tienen un plan de sabotaje. No podemos quedarnos de manos cruzadas porque nos tumbarán la revolución bolivariana y no lo vamos a permitir. Nosotros estamos dispuestos a morir si es necesario”, explica Valentín Santana, fundador de La Piedrita.
Este hombre de 46 años, con aspecto de militar y gesto melancólico, presume de haber limpiado de droga y violencia esta comunidad de casi 3.000 personas, que forma parte de la gran barriada 23 de enero, tradicional bastión de la izquierda venezolana.
A sus órdenes tiene algunas decenas de hombres armados, la mayoría jóvenes del barrio, que están dispuestos a defender la revolución bolivariana “hasta las últimas consecuencias”.
“Bienvenidos a La Piedrita en paz, si vienes en guerra te combatiremos. Patria o muerte”, reza un gran cartel a la entrada de esta “zona guerrillera”. Unos metros más lejos, bajo un inmenso retrato de Ernesto Che Guevara, se alinean varios aparatos de musculación destinados al entrenamiento militar que reciben los activistas.
“Nos dicen violentos porque cuando la derecha quiere avanzar, nosotros le damos su respuesta”, zanja Santana.
Las acciones violentas de La Piedrita aparecen a menudo en la prensa. En las últimas semanas, el grupo atacó con gases lacrimógenos dos medios de comunicación venezolanos por considerar que estaban obstaculizando el proceso revolucionario.
“Asumimos esos ataques. Ellos atacan todos los días a la revolución bolivariana, le faltan al respeto al presidente (…). Nuestra forma de castigarlos es ponerlos a llorar con estas bombas”, explica el fundador del grupo.
La Piedrita, nacida hace más de 20 años para luchar contra la violencia que había tomado las calles de esta barriada de Caracas, debe su nombre a su voluntad de querer ser algo fastidioso y molesto, como “una piedrita en el zapato”, que impide caminar aunque sea pequeña.
“Hace muchos años que estábamos buscando que este país cambiara y vino nuestro comandante. El pueblo quiere la revolución. Saldrá a la calle a la hora que tengamos que defenderla con las armas“, promete Santana.
Pero Chávez también llegó a criticar públicamente este año a La Piedrita cuando el grupo invadió el arzobispado de Caracas el pasado febrero.
“Somos revolucionarios de corazón. Para nosotros nuestro comandante es nuestro máximo líder, lo apoyamos y respetamos en todo. No estamos pasando por encima de la revolucion bolivariana”, asegura Santana.
El grupo La Piedrita considera que el presidente es el “líder imprescindible” de este momento en Venezuela y debería quedarse en el poder “por lo menos hasta el 2030″ para que la revolución sea tan fuerte que pueda caminar sin él.
“Este es el proyecto de todo un pueblo, nació para quedarse aunque Chávez no esté, pero él es imprescindible ahora. El debería proponer de nuevo la reelección ilimitada porque si no, la revolución se estancaría”, considera.
El tono firme y duro del discurso de Santana sólo flaquea cuando habla de su hijo Diego, asesinado en 2006, una muerte que su padre asegura haber vengado “a tiros”.
“He dado muchos golpes a la derecha y al narcotráfico aquí y decidieron castigarme. No lo voy a perdonar. Todo aquel que esté involucrado en la muerte de mi hijo va a morir en las manos mías. En la guerra hay códigos y ellos no los respetaron (…). Será ojo por ojo, así de sencillo”, promete.
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