domingo, 26 de abril de 2009

Brote en Vargas: Chagas y algo más...


¿Por qué renunció la responsable del Programa de Chagas? Unos exámenes bien guardados indican que en Chichiriviche hubo leptospirosis. Las autoridades sostienen que es un error de laboratorio.


Todo bajo control en el Ministerio de Salud, es lo que afirman sus autoridades. Reiteran que lo que hubo en Chichiriviche de la Costa fue un brote de Mal de Chagas atendido a tiempo. Lo dicen y lo recalcan, a pesar de que unos exámenes que han estado guardados con mucho celo, advierten que al menos 14 de los pacientes de la población del oeste del estado Vargas tenían leptospirosis.

Las muestras de orina que el laboratorio Genomik de Maracay evaluó -a petición de las autoridades sanitarias- indican que en Chichiriviche también hubo leptospira, una enfermedad bacteriana que transmite la orina de animales como las ratas, y que puede producir desde un resfrío hasta disfunciones hepáticas o renales.

Se trata de una información que el Gobierno considera como un error de laboratorio, con el que justifican el silencio que habían mantenido sobre el tema. El director de Epidemiología y Análisis Estratégico del Ministerio de Salud, Luis Montiel, reconoce los resultados pero asegura que descartaron cualquier enfermedad diferente al Chagas, al procesar otras muestras en el Instituto Nacional de Higiene. "La mejor prueba de eso es que los pacientes mejoraron con tratamiento de Chagas", añadió la semana pasada el director de Salud del estado Vargas, Mauricio Vegas.

En esta historia, aun así, quedan cabos sueltos. ¿Por qué el Ministerio no da crédito a los resultados de unas muestras que recolectaron sus técnicos? ¿Por qué descartan la conclusión de un laboratorio en el que confiaron? ¿Qué habrá pasado para que la coordinadora del Programa Nacional de Chagas, Glenda Velásquez, haya renunciado? Otro examen más señala que contrajo leptospirosis después de haber ido a Chichiriviche.

"Ojalá todo hubiese sido leptospirosis", responde Montiel. "Si encontráramos un paciente que da positivo a la leptospirosis, no quiere decir que no tenga Chagas, sólo que al tratamiento le agregamos penicilina". Reconoce que se pudieron determinar otras patologías. De hecho no descarta leptospirosis, tuberculosis, VIH y hasta enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes, pero deja claro que la causa de las afecciones de 47 alumnos, dos maestros y dos cocineras de la escuela Rómulo Monasterio fue un brote de Mal de Chagas en tiempos en que América Latina muestra casos de contagio masivo por vía oral, a través de la contaminación de alimentos.

Y es algo que certifican en el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela. La jefa de la Sección de Inmunología, Belkisyolé Alarcón de Noya, garantiza que el cuadro clínico de los pacientes es compatible con Chagas, por lo que advierte que este y el otro brote que sorprendió a Chacao en 2007 muestra que hay que vigilar la higiene de los alimentos.

Con nuevo rostro La enfermedad de Chagas solía ser un mal ajeno a las ciudades, un recuerdo casposo de la Venezuela de principios del siglo XX. Pero el rostro de los pacientes de una enfermedad que puede acarrear disfunciones cardíacas y digestivas ha cambiado, concluye el sociólogo Roberto Briceño-León, quien estudia el tema desde hace 20 años: "Era una endemia rural que se ha vuelto urbana".

Más allá de las picadas que un vector pueda propinarle a cualquier persona o de las transfusiones de sangre contaminada, la bacteria Trypanosoma cruzi ha encontrado una forma nueva y masiva de contagio, a través de la ingestión de comida. "Con un solo chipo se puede infectar gran cantidad de humanos aun molido en los alimentos, ya que es capaz de albergar muchos parásitos", explica el epidemiólogo Julio Castro.

Se trata de un fenómeno que sorprendió a la región. Sólo en 2005, en Brasil se registraron 51 casos agudos por transmisión oral. En el Ministerio por eso llaman a mantenerse vigilantes del chipo y evitar la contaminación de alimentos. Pero en los pasillos de esa misma institución también hay profesionales que, bajo el anonimato, denuncian ocultamiento de información.

Algo muy grave ha de haber ocurrido para que la coordinadora nacional del Programa de Prevención y Control de la Enfermedad de Chagas, Glenda Velásquez, haya renunciado justo en este momento. Aunque nunca respondió a los llamados que se le hicieron, en la oficina que ocupó y el resto de las instalaciones que la Dirección General de Salud Ambiental tiene en Maracay, sostienen la idea de que además de Chagas en Chichiriviche hubo leptospirosis.

Como el ADN En el laboratorio privado donde procesaron las muestras no quieren referirse a los resultados que encontraron. Ni siquiera para decir el margen de error que pudo tener "la detección de leptospira SPP por reacción en cadena de la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés)". Un médico que conoce la materia asegura, no obstante, que esa clase de diagnósticos son casi infalibles: "Es el mismo principio que se usa en Medicina Forense para pruebas de paternidad e identificación de restos".

Al margen de las diferencias del laboratorio y el Ministerio, empleados de la Dirección de Salud Ambiental también muestran un examen del mismo laboratorio Genomik que, bajo el código 10583 y la fecha del 17 de abril de este año, da cuenta de que la coordinadora del Programa Nacional de Chagas y otros de los funcionarios que la acompañaron en un viaje de campo a Chichiriviche de la Costa, contrajeron leptospirosis.

La funcionaria estuvo en el oeste de Vargas monitoreando la situación desde el 1° hasta el 4 de este mes. No queda claro qué pasó después, pero su renuncia advierte que en el Ministerio hay diferencias a puerta cerra sobre la forma de abordar el brote que dejó cuatro muertos.

Este caso trasciende al estado Vargas. Una de las cosas que ha mortificado a los más de 800 habitantes de Chichiriviche son los pocos turistas que recibieron en Semana Santa. Algunos hasta se lo recriminaron a los periodistas que el sábado de la semana pasada fueron a la zona.

No se trata, de cualquier modo, de ver qué pasa en un pueblo cuya entrada muestra el azul del Caribe, sino de un caso que levanta sospechas sobre la situación epidemiológica del país. Desde hace más de dos años, las cifras de estas y otras enfermedades son secretas: el Ministerio dejó de publicar el boletín epidemiológico, lo mismo que la Organización Panamericana de la Salud. Uno de sus representantes dijo esta semana que no pueden obligar a los países a dar sus cifras.

La información epidemiológica ni siquiera llega a las direcciones regionales de salud. "Estamos trabajando con los ojos cerrados", lamenta Gustavo Villasmil, máximo responsable de la salud del estado Miranda. Pero al otro lado de la moneda, el epidemiólogo nacional aclara que se trata de una situación a la que el Ministerio tuvo que llegar, porque "las estadísticas han sido utilizadas para desestabilizar".


El Universal
http://politica.eluniversal.com/2009/04/26/pol_art_chagas-y-algo-mas..._1360147.shtml

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