Las últimas decisiones judiciales de condena a 30 años contra los comisarios Forero, Vivas, Simonovis, y resto de acusados por el 11 de abril 2002; las persecuciones contra Manuel Rosales, Carlos Jiménez, Eduardo Manuitt y otros amenazados, revelan el contenido del guión del terror promovido desde las cúpulas del régimen para paralizar cualquier acción opositora.
A estas acciones del Poder Judicial se une la campaña de amenazas y atropellados ejecutados contra el sector privado; de invasión de haciendas en producción, de toma de fábricas en algunos casos con el argumento de acaparamiento de productos como el caso de la POLAR, en otros por el incumplimiento del contrato colectivo con negociaciones sin término y peticiones que colocan al borde del precipicio el empleo de miles de trabajadores a nivel nacional. Lamentablemente en estos conflictos ha surgido un sindicalismo extorsionador, donde en primer lugar están las aspiraciones personales y en muy lejana casilla las reivindicaciones laborales.
La máxima se expande en todo el territorio nacional desde las cumbres del Estado, “Todo es permitido si está con la revolución y todo será perseguido si no está con el proceso”. En resumen se es cómplice con los corruptos del régimen y se inventa expedientes contra el liderazgo opositor sin previa investigación.
El mundo sindical tampoco escapa a esta razzia gubernamental. A los trabajadores del Metro le enseñan el garrote militar si se atreven a parar el servicio por el desconocimiento del contrato colectivo firmado; a los dirigentes sindicales del hierro son llevados a los tribunales por las acciones huelgarias del pasado año 2008 y a los trabajadores petroleros los mantienen en un cerco de vigilancia y represión si reclaman el derecho a contratación colectiva ya vencida.
Estas decisiones judiciales y policiales no sólo están orientadas a los afectados directamente, el destino del mensaje a García tiene como blanco a toda la población habitante de este país. Su contenido expreso es “mira lo que le espera a quien se atreva a protestar contra esta bendición de Gobierno basado en el Socialismo del Siglo XXI”.
Cuando un Estado recurre al pánico para generar sumisión y acatamiento a sus mandatos, es cuando más débil se siente. Recurrir a la estrategia del terror tal como lo hicieron los regimenes estalinistas de la Europa del Este, Cuba, Asia y por el otro, en estados fascistas como el de Hitler, Mussolini y Franco ésta funcionó por unos tentáculos corporativos y policíacos demoníacos que sometieron a pueblos enteros. Aún así fueron echados abajo por la fuerza democrática de las movilizaciones populares.
El Estado Chavista como improvisado aspirante a esta galería del terror, no ha podido aún someter luego de 10 años a la totalidad del pueblo venezolano. El resultado del referendum reciente de febrero 2009, indica que una mitad rechaza contundentemente el proyecto autoritario; entre tanto en el terreno sindical se ha levantado una disidencia importante agrupada en Solidaridad Laboral, cuyo objetivo es reestablecer el tejido unitario para defendernos frente a un patrono voraz, cuya pretensión es empobrecernos más, destruir el empleo decente y enriquecer las arcas estatales a costa de nuestro sacrificio.
En una oportunidad alguien dijo en las calles de Caracas que el miedo es libre, no recordó que nuestra historia política y laboral está hecha de otra madera, de la cual surgirá la reserva moral para derrotar al miedo como política de Estado.
Movimiento Laborista.Froilan A. Barrios Nieves
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/5245716.asp
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