Algún pánico invadió al comandante-presidente, Hugo Chávez, según empezó a rumiar los resultados de las elecciones del 23 de noviembre pasado, que corrió a soltarle las amarras al gorila que a duras penas había mantenido encerrado tras la jaula de una ambición autocrática que amenaza con instaurar la primera monarquía con derecho a sucesión dinástica en Venezuela y América latina.
Y no puede ser otro que unas elecciones más -las que se convocarán en agosto del 2010 para elegir una nueva Asamblea Nacional para ser más precisos- y dejará de ser el amo del Poder Legislativo; y otras, de ser necesario, las del referendo revocatorio del 2011 y seguro que tendrá que mudarse de Miraflores, aunque éstas podrían obviarse, pues según la constitución vigente que fue ratificada hace un año y 5 días, el 2012 se le vence su segundo período presidencial y tendrá que entregar la presidencia de una vez y para siempre y sin derecho a reelección.
Y debe ser por eso que tan pronto salió de la jaula, gorilón la ha emprendido contra la constitución más ultrajada y puteada de la historia de Venezuela, la misma que ya fue objeto de un conato de reforma frustrado y se dirige a un segundo, la bolivariana, promovida por Chávez “como la mejor del mundo” cuando pensaba que se ajustaba a sus deseos de gobernar un período largo pero de permanencia razonable en el poder; pero que ahora, cuando decidió que no, que es un dictador de tomo y lomo, un gorila de los de antes y no del siglo XXI, ha decidido destruir y transformar en lo que será si se sale con la suya: un papel para ir al baño.
De ahí que gorilón en estas primeras semanas de libertad feroz y abandono de la jaula, no solo haya embestido contra los artículos de la constitución que le prohiben presentar ante los electores una propuesta de reforma constitucional que ya fue rechazada, sino también contra aquellos que lo obligan a aceptar los alcaldes y gobernadores que fueron electos en noviembre por decisión popular, lanzándose a abusar de sus cadenas radiales y televisivas para insultarlos, maltratarlos, amenazarlos y azuzar a los vándalos que llama “revolucionarios” - y que no son más que mercenarios que cobran quince y último- a agredirlos, a hostigarlos, sitiarlos, tomarles las instalaciones y no dejarlos gobernar.
Espectáculo que no debería sorprender y alarmar en un país donde Chávez ha convertido la presidencia en una carpa de circo donde payasea sin parar y sin aceptar competencia, pero que por suceder inmediatamente después de salir de unas elecciones largas, cargadas de incertidumbre y violencia verbal y en una época en que la gente ansía descansar y distenderse con los aires y augurios de la navidad, es más de lo que cualquier sociedad medianamente razonable está dispuesta a admitir y es ya una causal, no solo para no aprobarle la reforma, sino para sacarlo de la presidencia por simple desequilibrio mental.
Gorilón, por el contrario, ya volvió a tomar las tribunas que en su aldea hipermediática son las cadenas de radio y televisión que aturden día y noche, de los estudios y sets que son sus campos de batalla, y entre toma y toma, maquillaje y maquillaje y chuleta y chuleta se desparrama como lluvia tóxica que contamina el ambiente, y enferma los oídos, los ojos y la respiración.
Es, sin duda, la expresión concentrada del desequilibrio del ególatra que fracasó habiendo tenido todas las de triunfar, del enano que se montó en los zancos de un ciclo alcista de los precios del petróleo para creerse un gigante, y debe hoy aceptar que es un piche presidente de un país tercermundista más, que despilfarró una riqueza momentánea en fantasías y delirios y debe reducirse a los límites de los funcionarios que son electos un día, para ser depuestos, otros.
Fin, entonces, de los aspavientos proclamando que era el sucesor de Fidel Castro y líder mundial de la estirpe de Stalin y Mao que venía a restaurar al socialismo real y destruir al capitalismo, al imperialismo y los Estados Unidos.
Fin, igualmente, del carnaval de promesas para construir oleoductos, gasoductos, refinerías, petroquímicas, y todo cuanto podía redundar en la gloria de este Rey del Petróleo que soñó que el poder, no nacía del fusil, sino de un barril de crudos.
Porque, por si la gritería de las últimas semanas no lo ha dejado oír, sería bueno informarle que los precios habían caído a menos de 32 dólares el viernes y que un banco de inversión de Estados Unidos, Merrill Lynch, estaba informando que se podía calcular que el precio promedio del próximo año será de menos de 25 dólares.
O sea, que una razón más para que gorilón redoble los gritos, para que quiera empujar el país el caos y vocifere que no ha fracasado porque es un irresponsable, ignorante y socialista petrolero que estaba pronosticando un precio del crudo a 200 dólares el barril cuando era evidente que ya había tomado la pendiente del derrumbe, sino porque y que la oposición democrática no lo deja gobernar y se ha enfocado a armarle una de conspiraciones y magnicidios para sacarlo del poder.
Como si no saltara ante los ojos del que quiera ver, que es Chávez quien ha hecho y seguirá haciendo todo lo posible para fracasar, quien ha decidido arrastrar los equipos de su gobierno al desastre, no permitiendo que asomaran otras políticas que no fueron las explotadas desde su cabeza confundida y calenturienta, y dictando una suerte de estado de sitio contra todos aquellos que en su partido y el gobierno se atreven, aunque sea tímidamente, a apartarse una coma de la “verdad” oficial.
Terror, en definitiva, de saber que, si se fracasó como gobernante rico, saudita y petrolero, se fracasará con más razón ahora que tendrá endeudarse, y comportarse como un asistente asiduo a los mercados de capital internacionales para sobrevivir.
De modo que, adiós complacencia y complicidad, adiós indiferencia y neutralidad de los países y gobiernos que porque recibían su ración de crudos baratos, subsidiados y regalados, cerraban ojos y oídos para no enterarse de las tropelías que gorilón ejecutaba a diario contra la democracia venezolana, y los países que se atrevían a defender la libertad y el estado de derecho.
Pero sobre todo… adiós tolerancia de los pobres de Venezuela que si pasaron 10 años esperando que hiciera realidad sus promesas cuando decía que tenía reservas internacionales inagotables porque el alza del precio del crudo también era inagotable, no tardarán un año para obligarlo a salir de Miraflores ahora que desvalijó al país despilfarrando sus recursos porque él, gorilón, quería ser el líder de la revolución mundial.
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