Para todo el país que vive en el día y en la sombra de la inflación y las variaciones en los precios de los bonos públicos venezolano que se canjean para generar un arbitraje cambiario, un fenómeno común que la literatura económica conoce como "precio de sombra" de la divisa, de sombra porque actúa como depredador "en la sombra". Ese mecanismo cambiario amparado por la ley que rige el mercado cambiario es utilizado por el Gobierno como palanca para descapitalizar las actividades económicas productivas privadas a favor de las puramente rentistas estimuladas por el capitalismo mercantil de PATRIA, SOCIALISMO Y MUERTE.
Ese particular mercado cambiario unido a la fijación de precios, define depredadoramente las expectativas de la gente y sus empresas en términos de costos y precios entre esas dos extremas definiciones cambiarias, la de CADIVI, el dólar oficial y la del precio de sombra del "permuta" que genera el canje de bonos en bolívares por bonos en dólares. La economía privada dispone de dos maneras de hacerse con divisas; vía CADIVI, de administración discrecional, con reglas que el Gobierno viola a cada instante; y/o paga un precio de sombra por la divisa en el mercado depredado por el régimen cambiario.
El impacto de la caída en el precio del petróleo cae directo sobre la balanza de pagos y el sistema de pagos y la liquidez monetaria, sobre el servicio de la deuda pública, la deuda contingente por los activos que el Gobierno confiscó y/o estatifico, bancos, cementeras, petroleras, SIDOR, etc., pagos que el Gobierno tiene que ejecutar en el corto plazo y para lo cual requiere de una cantidad superior a los 20 mil millones de dólares y que desde luego no posee. Pero también, la propia existencia de la productora de las divisas, PDVSA, empresa venida a menos, dado el saqueo rentista que se ejecuta desde el Gobierno, llevándola a reducir su capacidad productiva, pese a una enorme deuda que monta a 20 mil millones de dólares adicionales.
Quizás no habría razón para muchas preocupaciones en la gente que ve a diario que el precio del petróleo en su vertiginosa caída deja expuesta las finanzas y las obligaciones fiscales del Estado, particularmente en un período donde la revolución ha hecho crecer el Estado a niveles donde la exposición fiscal, sea insostenible a 45 $/barril, precio que cae raudo hacia las fronteras de los 20 $/barril, dada la profunda recesión global que hoy deprime la demanda por energía petrolera.
En esas astringentes circunstancias financieras y monetarias, la economía entra de lleno en ese escenario de contracción del crédito después que el Gobierno ha drenado y depredado el mayor volumen de renta fiscal petrolera que gobierno alguno hay tenido en 100 años, unos 750 mil millones de dólares sin haber generado ahorros que pudieran palear en algún modo el impacto por la caída en los precios petrolero y la renta fiscal.
En esas circunstancias, la gente, los que tienen y los que no tienen, porque las variaciones en el mercado cambiario afectan por igual a pobres y ricos, nos preguntan, ¿qué va a pasar con el dólar?, uno expone con el dólar casi nunca pasa nada, que los problemas son con el bolívar que dejará de ser fuerte y se debilitará por las vicisitudes financieras y económicas por un Gobierno depredador, gastivo y derrochador, corrupto e ineficiente, para poder pagar la factura del enorme gasto fiscal que marca la actitud displicentemente derrochadora y manirrota de un Gobierno que dilapidó más de 750 mil millones de dólares sin que ello se pueda representar en más y mejor salud, mejores hospitales, mejores escuelas, mejores sueldos para maestros y enfermeras, viviendas, vialidad, servicios públicos y mejor calidad de vida, nada de eso.
Por ello, y por la sencilla razón que el Gobierno es el dueño de los dólares, al reducirse el flujo de éstos por caída de los precios del petróleo, no le queda otra que multiplicar los dólares del petróleo por una tasa mayor para así obtener los bolívares que ahora no recibe por caída en los precios del petróleo. Y como no hay reglas de mercado, es casi imposible resolver ese conundrum de cuántos bolívares se necesitan mañana para adquirir un dólar. La única regla visible es que la recomposición de los ingresos fiscales petroleros dado un precio tres veces menor que el marcado en el presupuesto es que la devaluación del bolívar se hará a los niveles de compensar en bolívares el menor volumen de dólares recibidos fiscalmente en impuestos, regalías y dividendos pagados por PDVSA.
Así tendríamos un paquete recesivo de mayores y nuevos impuestos, tasas, devaluación, más deuda, es decir, más inflación, una hiperinflación de dos dígitos altos, la cual "compensará" como impuesto inflacionario la estrechez fiscal causada por la caída en los precios del petróleo.
Las apuestas están en la calle, peor es evidente que siendo el ingreso fiscal petrolero la mitad de los ingresos fiscales, sólo una maxidevaluación de un 80% como la ejecutó el Gobierno en el 2001 "compensaría" el ingreso fiscal, actuando depredadoramente y confiscando el ingreso de la gente, algo muy normal en un entorno de PATRIA, SOCIALISMO, MUERTE Y DEVALUACION.
Alexander Guerrero E.
El Universal
http://www.eluniversal.com/2008/12/24/opi_art_que-hara-el-gobierno_24A2175449.shtml
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