No seas come enmienda
Hace poco más de un año, los venezolanos acudimos a votar (como en casi todos los diciembres de la última década) para manifestar nuestro acuerdo o desacuerdo con un proyecto de país, que terminaba con la pluralidad política de nuestra patria, no sólo porque el Presidente pretendía eliminar de nuestra Constitución la garantía de que aquella recomendación de Bolívar dada el 15 de febrero de 1819 en Angustura, se cumpliese; sino porque presentaba un proyecto de país en donde sólo se subsumía una tendencia ideológica, quien no fuese socialista no encajaba en la Carta Magna.
El resultado de esa elección fue asombrosamente adverso al Presidente (como nunca lo habíamos visto), esta vez la mayoría expresó una opinión contraria al Gobierno, pero esa mayoría no tenía la razón, esa mayoría estaba equivocada, esa mayoría estaba al servicio de una potencia extranjera que tiene una muy buena cantidad de súbditos -suficientes como para ganar una elección-, esa mayoría estaba ajena a la realidad.
Tras el vestigio de demócrata que dio el Presidente por unos minutos, volvió con su discurso segregacionista, dentro del cual la voluntad popular sólo se respeta, si sólo si, respalda las ideas "revolucionarias". Es por esto, que se vuelve a la carga, sin importar lo que diga la Constitución, sin importar lo que diga la doctrina, pero sobre todo sin importar lo que diga el pueblo.
En Venezuela la democracia existe sólo para una parcialidad política, y en el supuesto (que por dicha ya no es negado) que sea derrotada esa parcialidad política, no existe el imperio de la razón, para ese escenario nos tenían reservado el imperio de la fuerza.
El imperio del insulto, el imperio de la rabia, el imperio de la impunidad para aquel que ataque a los insultados, el imperio de la pasión sobre la idea, intentando manipular disposiciones constitucionales para engañar a la población, pretendiendo desvirtuar los pensamientos del Libertador.
Las revoluciones sólo perduran cuando se institucionalizan y la bolivariana no es precisamente el caso, de lo contrario cómo se podría aceptar que el personaje más votado en las elecciones del partido oficialista no pueda ganar un cargo de elección popular, es hasta lógico que el Presidente necesite su enmiendita para pretender seguir en el poder, pues no hay instituciones que soporten este desastre que osan llamar revolución, hay una cara (cada vez más deforme) que sólo insulta y nada propone, que en nombre de la paz agrede a quien le adverse.
Es normal entonces cuestionarnos quien respeta nuestro voto, porque se cansan de repetir que la democracia es el gobierno del pueblo, pero nosotros también somos pueblo y ya le dimos el mensaje. Basta de gobernar mandando, el buen Gobierno gobierna obedeciendo.
La patria es tantas cosas y sólo nos ofrecen socialismo y muerte.
Jordy Enrique Moncada Cartaya
El Universal
http://www.eluniversal.com/2008/12/12/opi_art_no-seas-come-enmiend_12A2165429.shtml
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